SE BUSCAN HOMBRES…

A principios de 1914, tras fracasar en su intento de ser el primer hombre en alcanzar el Polo Sur, sir Ernest Shackleton, explorador y aventurero británico, decidió acometer la última de las grandes proezas pendientes en la exploración polar: liderar la primera expedición en cruzar a pie la Antártida.

El viaje de Shackleton a la Antártida es uno de los más famosos de la historia, no porque fuera un gran éxito, sino al contrario, porque, fracasando en su intento original, fue capaz de sobreponerse a las más duras condiciones adversas para salvar a todos y cada uno de los miembros de su tripulación y de regresar sano y salvo a Inglaterra. Su aventura es un tributo a la capacidad del ser humano de superar la adversidad, en un viaje que acabó convirtiéndose en un calvario de veintiún meses en condiciones extremas y privaciones inimaginables. En su búsqueda por ensanchar los límites geográficos de la Tierra, Shackleton ensancho los límites del ser humano.

Más allá de esta historia épica, hay un detalle de la aventura de Shackleton que me parece uno de esos momentos estelares de la humanidad, en los que “el tiempo parece detenerse”. En los meses previos al viaje, Shackleton publicó en la prensa británica un anuncio para buscar candidatos para la tripulación de su intrépida aventura, que se ha convertido en una leyenda, y que decía así:

SE BUSCAN HOMBRES

PARA VIAJE DE ALTO RIESGO,

PAGA BAJA,

FRÍO INTENSO.

LARGOS MESES DE COMPLETA

OSCURIDAD,

PELIGRO CONSTANTE,

DUDOSO RETORNO A SALVO,

 

HONOR Y RECONOCIMIENTO

EN CASO DE ÉXITO.

 ERNEST SHACKLETON

 

El anuncio me parece formidable; y considero más formidables aún las respuestas que obtuvo. Más de cinco mil personas respondieron afirmativamente al anuncio y pidieron enrolarse en un viaje al frío, al hambre, al peligro y a la muerte. De hecho, pienso que el anuncio de Shackelton es una llamada al heroísmo, la mejor llamada que he visto al héroe que quizá todos tenemos dentro dormido. Muchas veces me he preguntado qué pasaría si pusiéramos un anuncio como éste en nuestros días. La primera respuesta que me viene a la cabeza es que apenas nadie respondería a esa llamada. Sin embargo, pensándolo mejor, debo reconocer, que en el fondo, surge mi optimismo. Creo que, en realidad, la gran mayoría tenemos ese héroe dentro de nosotros, pero dormido por las circunstancias que nos rodean y por la vida más o menos acomodada que nos ha tocado vivir, y necesitamos la emergencia de un momento de crisis para sacar lo mejor que tenemos dentro. Siempre emergen esos héroes anónimos que de forma altruista ponen en juego todo lo que tienen, incluso sus vidas, por ayudar a los demás y salvar a los que sufren y a los más desvalidos.

La realidad actual que nos está tocando vivir anuncia que se vienen tiempos de transformación, que transformarán todos y cada uno de los ámbitos de nuestra vida. Emerge un nuevo mundo que debe volver a llamar a lo mejor que tenemos dentro. Están emergiendo una generación de idealistas y emprendedores, sin miedo a arriesgarlo todo por el sueño de construir un mundo mejor. Si miramos con atención a nuestro alrededor, ya podemos identificar algunos ejemplos de esta nueva generación de líderes que de forma anónima están respondiendo a la “llamada de Shackleton”. Están provocando cambios, creando nuevas empresas, y lanzando proyectos de gran impacto a favor de la humanidad.

Pensemos por un momento, si estaríamos dispuestos a responder o si ya estamos respondiendo al llamado, en nuestra vida personal, y empresarial. Un llamado a la acción.

 

Colaborador anónimo

 

14/09/2021

 

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